Desde la aparición de nuestra especie en la Tierra hasta el momento actual, los animales de otras especies han sido víctimas de nuestra opresión. Nuestra relación con ellos ha sido y es, principalmente, una relación de opresor-oprimido, amo-esclavo.
Los hemos esclavizado y explotado de diversas formas para diferentes fines. Los hemos usado para alimentación, vestimenta, experimentación, compañía, ocio… Y en todos los casos, con independencia de la forma en que se haya realizado la explotación, hemos atentado contra sus intereses básicos: vivir, disfrutar de la libertad, no sufrir daño…
¿A qué nos referimos cuando hablamos de explotación?
Explotación es usar algo o a alguien para obtener un beneficio, con independencia de cómo se haga y de lo que se pretenda obtener.
En el caso de la explotación de los animales nohumanos, es inmoral, porque no han dado su consentimiento para ser usados. El hecho de que no puedan dar dicho consentimiento no equivale a un SI, equivale siempre a un NO. El uso en sí ya supone un abuso. Los animales nohumanos no deben ser tratados como medios para los fines humanos, sea cual sea el beneficio o placer que podamos obtener.
Nos han inculcado desde niños la idea errónea de que tenemos derecho a usar a otros animales, que están en este planeta para servirnos y que podemos hacer con ellos lo que nos plazca. Nos han hecho creer que no hay nada de malo en ello. Pero si lo hay, porque con nuestros actos estamos perjudicando deliberadamente a individuos, que al igual que nosotros, sienten y tienen los mismos intereses básicos.
Debemos dejar de pensar que somos superiores a los demás animales, que el universo gira entorno a nosotros y que sólo nosotros merecemos consideración moral y respeto. No somos superiores, somos diferentes. Y aunque lo fuéramos, eso no nos legitima moralmente para someter a los otros animales a nuestros deseos. Los demás animales también son merecedores de consideración moral y respeto.
- José Martín, presidente de Tenerife Vegano -
